Hace 66 años que acabó ese infierno, esa prueba a nuestro destino.
Plaszow, Auschwitz, Treblinka, Chelmno, Belzec, Dachau, Buchenwald, Sobibór e infinidad de nombres más constituyen la larga lista de los campos de la muerte, los lugares en los que, de forma silenciosa, fueron asesinados 6 millones de personas.
Además de judíos, gitanos, homosexuales, prisioneros, políticos, soldados del Ejército Rojo, discapacitados mentales y físicos; y opositores al régimen que temo nombrar, fueron asesinados como parte de la llamada "Solución Final" que constituye la prueba clara de que nuestros verdugos carecían de raciocinio, y su único objetivo era exterminarnos sin motivo.
Dios les puso una prueba hace ya más de 70 años, cuando empezaron a ser perseguidos por las calles de Polonia, en ese momento ocupada por el demonio vestido de oficial nazi.
Nuestros hermanos que yacieron muertos durante esos 6 largos años demostraron al mundo su valor, su determinación y su aguante hacia el dolor, el profundo dolor que sufrieron en esa cruel guerra, para demostrar que superamos este desafío que el mundo nos puso.
Hoy, más de medio siglo después, hago este llamamiento al mundo entero para que esto no vuelva a pasar.
El pueblo ya ha sufrido bastante a lo largo de su historia, y no queremos que nadie más vuelva a sufrir nada parecido.
Por todos aquellos que, durante los largos años de guerra, sufrieron y murieron, por la libertad; por todos aquellos valiente soldados que consiguieron liberar a mis hermanos de su cruento final, o al menos a los pocos que quedaban en aquellos lugares donde la muerte vivía a tu lado; por todos aquellos judíos que sobrevivieron, y cuyo testimonio fue vital para que la historia del holocausto fuera conocida; por todas las personas que salvaron, de cualquier forma, a mis hermanos de la muerte...
Por todos ellos, yo pido tres minutos de silencio; por todas aquellas víctimas de la crueldad humana injustificada. Por esos 6 millones de judíos y otros tantos millones de víctimas que murieron en aquellos lugares en los que hoy solo queda su recuerdo, pido este simple gesto que ayude a honrar su memoria, a evitar que su historia caiga en el olvido.
En memoria de los que murieron en la Segunda Guerra Mundial, sin disparar un arma, pero salvando al mundo.
En memoria de ellos, de todos ellos.

Ruth, que gesto tan bonito para recordar a los que murieron matados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Eres muy buena escritora y todos los judíos que vean esto (no creo que lo vean muchos judíos ;D) agradecerán esta entrada.
ResponderEliminarUn saludito y ¿Cómo has podido escribir algo tan bonito sin tener sangre judía?
Bueno, la entrada no es exactamente mía, un amigo Judío al que le encanta el blog (un beso para él, por si lee el comentario) me pidió si podía hacer un homenaje para él y sus hermanos, él me dio la idea y el texto y yo lo pulí un poquito...
ResponderEliminarMe alegro de que te guste. Pero el mérito no es mío del todo.
Gracias, saludos.
Ese amigo tuyo judío ¿Perdió a algún familiar en el Holocausto?
ResponderEliminar¿Tiene algún blog para ir a verle?
Su texto es muy bueno, he llorado bastante con él y he guardados los 3 minutos de silencio.
Gran entrada. Todo el mundo debería ser tan buena gente como lo eres tú.
ResponderEliminarGracias Albert!
ResponderEliminarPero, como ya he dicho, el mérito no es mío... jejeje.