Cada vez que hablabas y tu preciosa voz invadía mi habitación era como si cada vez estuvieras más cerca, más a mi lado, más juntos, cada vez más inseparables.
Los chistes y tu bromas me encantaban y creo que no cambiaría estos momentos por nada del mundo.
Me encanta tu voz aunque no sea así del todo, me encanta tu acento, me encantas tú.
Gracias por esos momentos, mejor dicho horas en los que me encuentro en una nube de felicidad de la que no bajo hasta despertarme a la mañana siguiente y veo que no estás.
Quizá estaba algo
Te quiero.
Ruth con T.
